Ícono del sitio Mauricio Gómez

Desvaríos

Persona caminando en un oscuro corredor

Foto de portada [Andrew Amistad](https://unsplash.com/@aamistad) en [Unsplash](https://unsplash.com/)

Y después de tanto andar, después de ver al sol quemando mi retina una y otra vez, lo único que me alienta a no ceder es el inamovible peso de mi culpa, la misma culpa que me lleva buscándole fin al horizonte en el punto donde convergen la luz del sol y la tierra en donde camino, esa culpa que me hace caminar y caminar para terminar de nuevo en donde empecé, en donde nació todo.

Ni siquiera sé por qué regreso después de tantos años… si ya sé que este lugar no me deja nada nuevo, sólo recuerdos sobregastados y revividos una infinidad de veces… tantas veces ya, que me lastima como si apretara contra mi puño un zarzal, abrazándome a un sentimiento que sé que me lastima, pero que al mismo tiempo no puedo dejar de apretar contra mi pecho. Ya sé que es mi misma presión lo que me hiere, pero sigo aquí, apretando… con tanto empeño que la sangre pútrida que emana de mi palma ni siquiera asusta a mi obstinado empeño, mi empeño de… en realidad ya lo olvidé, se ha hecho una rutina tan repetitiva que he olvidado su motivo, el motivo que me llevó a salir de ahí la primera vez… Fue la culpa ¿no?, sí, creo que era eso, la maldita culpa que emana de mi palma… como la sangre, como mis ganas, como la razón por la que empezó todo, mi camino, mi vida, por la vida que empezó y por la misma vida que termina aquí, mi vida, mi camino… junto a la acción que le dio giro a toda mi existencia.

Ni siquiera sé por qué regreso, si nunca hago nada, sólo espero… y recuerdo. Como siempre los recuerdos tan sobregastados, tan revividos, que por más que hago el esfuerzo no encuentro la clave, son siempre lo mismo, por eso no me gusta regresar aquí, porque es exactamente lo mismo que hacerlo de nuevo, y a veces lo hago, y lo peor es que me gusta… aunque no debería, no es lo correcto, son de esas cosas que sabes que no es bueno hacer, pero aún así, las haces… sin pensar, sólo te dejas llevar. ¿Qué importa si es bueno o no?, nadie se va a enterar… a menos que se los cuente… de todos modos no quiero… no puedo, no soy yo… pero una vez lo fui y por eso estoy aquí ¿o no?, para revivir, para recordar…

Ni siquiera sé por qué regreso, si ya sé que esta es la última vez que vengo aquí, la próxima mis demonios me ahogarán con todo y mi inamovible culpa, con esa culpa que me obligó a hacerlo la primera vez… aunque no hubiera querido, aunque sí hubiera querido, aunque no pensara en ello. Todo es cuestión de no pensar, de eso se trata dar el primer y definitivo paso: empiezas olvidando y vuelas… vuelas, y por un instante despegas de la tierra y eres lo que siempre fuiste, lo que siempre serás aunque la maldita moral te diga lo contrario, aunque no te hubieras dado cuenta antes, eso es lo que eres, pero tan al fondo que tampoco tú lo sabías… pero te acuerdas, te acuerdas de la primera vez que lo hiciste, esa vez que fue la última pero que dio todo un giro a tu existencia, un giro del que no te pudiste recuperar jamás.

Ni siquiera sé por qué regreso aquí, tal vez es por los recuerdos, ¡ah!, los recuerdos, otra vez los recuerdos, otra vez vivirlo… pero esta es la última, ¿o es la primera?… Ni siquiera sé por qué regreso, si ya sé que no volveré a salir… por mi cuenta corre que no salgo, esta vez estoy seguro de ello, no como la primera vez que lo mismo dije y no lo hice, esta vez mi cuchillo me lo dice con una sonrisa en los labios… pero si los cuchillos no tienen labios… debe ser entonces mi reflejo sonriendo… esta es la última y ya…

Salir de la versión móvil